Por: Ángela Paloma Martín
No resulta paradójico aceptar el hecho de que los mensajes de las mujeres en política pudiesen tener el poder de movilizar a una audiencia femenina, no por el mero hecho de ser mujeres, sino prácticamente porque en los inicios en España de la participación de la mujer en política era necesario. Necesario convencerse entre ellas mismas, de su poder, de su palabra y de su acción. “Para combatir el antisemitismo no hace falta ser judío, como para luchar contra el racismo no hace falta ser negro. Lamentablemente, a veces parece que para combatir la discriminación de la mujer hace falta ser mujer”, apuntó Soledad Gallego-Díaz. Pero esta “discriminación” que ella enuncia está enmarcada en el contexto de la desigualdad de derechos y oportunidades en la sociedad en la que vivimos. Es oportuna para introducir esta colección de palabras ya que, sin embargo, la mujer ha sido discriminada también en el ámbito de lo político como una voz capaz de hacerse escuchar para cambiar el mundo en pos de una sociedad más igualitaria.
Bajo esta reflexión, varias preguntas… ¿estaba representada toda la sociedad española en las pasadas elecciones europeas? ¿Lograron conectar las candidatas con el electorado femenino? El término general que se utiliza para resolver dudas de estas características es Gender affinity effect y, bajo esta premisa, se ha dado respuesta en el marco del III Congreso Internacional de Comunicación Política y Estrategias de Campaña bajo una investigación titulada Electoras y Elegidas: el baile español entre el electorado femenino y las candidatas en las elecciones europeas de 2014.
En España hubo 39 listas en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014. Tan sólo 6, de las 39, las encabezaban mujeres. La distribución por edad y sexo del censo electoral, contando con los españoles residentes, y con los residentes ausentes que viven en el extranjero, era de un total de 18.671.546 mujeres y 17.538.875 hombres para las elecciones europeas. Había 1.132.671 mujeres más que hombres con capacidad para poder votar. Y tan sólo 6 mujeres cabezas de lista de 39 candidaturas: Elena Valenciano (PSOE), Laura Duarte (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal), Juana María Santana Hernández (Iniciativa Feminista), Nuria Suárez (Agrupación de Electores Recortes Cero), Pilar Távora (Partido Andalucista) y María Elena García San Segundo (Partido Solidaridad y Autogestión Internacionalista –SAIN). Elena Valenciano fue la única mujer que encabezaba un partido mayoritario y que tuvo representación parlamentaria.
Pero… más mujeres en lista no se traduce en más mujeres parlamentarias. SAIN fue el partido que representaba un mayor porcentaje de candidatas entre las elecciones de 2009 y 2014. No obstante, Falange aumentó la participación de mujeres en su lista un 10%, mientras que UPyD fue el único partido que disminuyó el número de mujeres de su lista en un 8%. Ahora bien, si Falange hubiese obtenido por ejemplo 3 escaños en el parlamento, ninguno estaría representado por mujeres. Las tres primeras personas de su lista fueron hombres. Finalmente, la izquierda es la que mayor representación tiene de mujeres en el Parlamento Europeo. Por otro lado, un caso a valorar es el de Podemos. Ellos siguieron la regla par/impar para hacer su lista y la encabezaba un hombre, Pablo Iglesias, impar. Y fueron alternando a los candidatos por sexo. Sin embargo, obtuvieron 5 escaños, y por tanto mayoría de hombres en el Parlamento Europeo: 3 hombres frente a 2 mujeres.
La influencia de las campañas electorales de mujeres y su impacto en el voto femenino es algo que está por explorarse más aún. Para entrar a valorar lo que ha ocurrido en España y en las últimas elecciones europeas, se ha contado con los datos del CIS poselectoral al Parlamento Europeo. Con estos datos y en función de las respuestas que las mujeres daban en relación a la campaña de los candidatos y de los partidos políticos, se demuestra que la campaña personal y la apuesta personal de Elena Valenciano por el PSOE no consiguió movilizar suficiente electorado. No hay una diferencia clara entre la marca PSOE y la valoración que las electoras hacen de ella, aunque el recuerdo de voto se decante positivamente hacia su partido político.
El hecho de ser mujer, feminista y defensora de los derechos de las mujeres no ha hecho que despierte una mayor valoración positiva hacia su propia campaña personal. De hecho, la campaña de Miguel Arias Cañete es mejor valorada por las mujeres que la de la propia Elena Valenciano a pesar de las declaraciones del candidato popular después del “cara a cara” en una entrevista para Antena 3: “El debate entre un hombre y una mujer es muy complicado, porque si haces un abuso de superioridad intelectual parece que eres un machista que está acorralado a una mujer indefensa”. Un error del adversario suponía una oportunidad para Elena Valenciano de movilizar al electorado femenino, a su propio electorado y al electorado indeciso. Objetivo: captar electoras y luchar contra la abstención.
La candidata socialista respondió a las declaraciones con la publicación de un tuit a las 9:33h del 16 de mayo: “Cañete: “debatir con una mujer es complicado, si la acorralas te acusan de machista”. Entonces?? Qué hacemos? Fuera mujeres del debate??”. Aprovechando la brecha que había abierto Miguel Arias Cañete, el 19 de mayo el PSOE lanzó un vídeo contra la reforma de la ley del aborto con el título “Empieza a recuperar tus derechos #NoAlMachismo”. Un vídeo con imágenes poco amables y que necesitaba de una explicación a posteriori. Un vídeo que no dejaba claro a quién se dirigía. El error es pensar que el tema del aborto es sólo una batalla de mujeres: es necesario un apoyo general, hombres y mujeres por una causa justa. Y una causa, por cierto, que ha llevado recientemente a dimitir al ministro de Justicia Alberto Ruíz Gallardón en su empeño por cambiar aquello que ahora Mariano Rajoy retira: su propia reforma de la Ley del aborto.
Esto lleva a la conclusión de que las estrategias de campaña electoral donde se da más importancia al candidato que a la marca del partido no están consiguiendo movilizar más electorado, o al menos no impacta significativamente entre las mujeres. Los nuevos partidos, como el fenómeno Podemos, están consiguiendo esa participación que cabía esperar, por ejemplo, de Elena Valenciano. Ni la brecha salarial femenina, ni la crisis económica, ni la modificación de la Ley del aborto, entre otros temas, han servido para despertar a un electorado que se viene centrifugando desde las elecciones del 22 de mayo de 2011 y que se profundizó en las pasadas elecciones generales de 2011. El hecho de que Elena Valenciano fuese mujer, pudo ayudar, pero no fue suficiente.
- Investigación realizada por Ángela Paloma Martín en el marco del III Congreso Internacional de Comunicación Política y Estrategias de Campaña: Paper completo: Electoras y Elegidas: el baile español entre el electorado femenino y las candidatas en las elecciones europeas de 2014.
- Todos los gráficos trabajados por la autora pertenecen a dicha investigación y se pueden encontrar detallados en la aplicación diseñada en exclusiva por Pablo Orduña.
Fuente: Blog De Cerca